Enero17

martes, 25 de agosto de 2015

Iron Maiden en El Salvador.



Iron Maiden confirmó en sus redes sociales que dará su primer concierto en ElSalvador como parte de su gira "The Book Of Souls World Tour"

¡Una excelente noticiosa para los amantes del rock!


viernes, 24 de julio de 2015

La guerra del fútbol en El Salvador.





La guerra de cien horas entre Honduras y El Salvador, que erróneamente fue conocida en el mundo como "La guerra del fútbol", es conmemorada hoy en los dos países centroamericanos, que además de vecinos, son los que tienen más nexos familiares en la región.

La guerra la inició El Salvador el 14 de julio de 1969 hacia las 6:00 p.m. por un centenario contencioso limítrofe y migratorio.

El conflicto, que globalmente dejó en ambos países unos 5 mil muertos y muchos heridos, según apuntes históricos, separó a Honduras y El Salvador durante 11 años, hasta 1980, cuando sus gobiernos suscribieron en Lima, Perú, un tratado de paz con la mediación del jurista internacional José Bustamante y Rivero.


Como los dos países no resolvieron bilateralmente el contencioso después de los cinco años siguientes al tratado de 1980, el caso lo llevaron a la Corte Internacional de Justicia, que falló el 11 de septiembre de 1992 confirmándole a Honduras dos terceras partes de unos 420 kilómetros cuadrados que estuvieron en litigio.




El alto tribunal de justicia también definió la frontera común entre los dos países, aunque El Salvador, país con 21 mil kilómetros cuadrados, demoró cuanto quiso la demarcación, según reclamos oficiales de Honduras, con 112 mil 492 kilómetros cuadrados.




FÚTBOL Y TENSIÓN




La guerra se dio después de tres partidos eliminatorios para el Mundial de México 1970, al que clasificó El Salvador. El primer juego, en Tegucigalpa, lo ganó Honduras (1-0); en el segundo, en San Salvador, se impusieron los salvadoreños (3-0), lo mismo que en el tercero, de desempate, en México (3-2).




Los partidos en Tegucigalpa y San Salvador se jugaron en un ambiente de mucha tensión y hostilidad para las selecciones de los dos países, lo que también trascendió al mundo.




El periodista polaco Ryszard Kapuscinski, quien entonces residía en México, fue alertado por su amigo Luis Suárez de que una guerra asomaba entre Honduras y El Salvador, según relató el comunicador en su libro "La guerra del fútbol", que contiene una serie de reportajes sobre sus múltiples coberturas en el mundo.




"Hoy a las seis de la tarde empezó la guerra entre El Salvador y Honduras la aviación de El Salvador bombardeó cuatro ciudades hondureñas. Al mismo tiempo las tropas de El Salvador violaron la frontera con Honduras intentando penetrar en el interior del país", informó Kapuscinski en su primer despacho desde Tegucigalpa.




Agregó que "en respuesta al ataque del agresor la aviación de Honduras bombardeó los más importantes centros industriales y objetivos estratégicos de El Salvador y las fuerzas terrestres emprendieron acciones defensivas".




Según relata Kapuscinski en su libro, editado en marzo de 1992, él era el único corresponsal extranjero en Honduras cuando inició la guerra. Llegó a Tegucigalpa el mismo día que comenzó el conflicto.




En aquellos años los medios internacionales más importantes cubrían Centroamérica con sus corresponsales asignados en México o Panamá.




Kapuscinski, fallecido en enero de 2007 a los 74 años, considerado el mejor periodista de su país en el siglo XX y "el padre del reportaje", relató lo duro que vivió en el sur y occidente de Honduras cubriendo la guerra. Entonces, Honduras era gobernada por el general Oswaldo López Arellano, y El Salvador, por Fidel Sánchez Hernández.




El laureado periodista polaco destaca en su libro que "el fútbol ayudó a enardecer aún más los ánimos de chovinismo y de histeria seudopatriótica, tan necesarios para desencadenar la guerra y fortalecer así el poder de las oligarquías en los dos países". "El Salvador fue el primero en atacar. Tenía un ejército mucho más fuerte y contaba con una victoria fácil", añade el reportaje.




El periodista señaló además que "los dos gobiernos estaban satisfechos de la guerra, porque durante varios días Honduras y El Salvador habían ocupado las primeras planas de la prensa mundial y habían atraído el interés de la opinión pública internacional".




"Los pequeños países del Tercer Mundo tienen la posibilidad de despertar un vivo interés sólo cuando se deciden a derramar sangre. Es una triste verdad, pero así es", concluye diciendo Kapuscinski.


La guerra entre Honduras y El Salvador, que finalizó el 18 de julio de 1969 tras la mediación de la Organización de Estados Americanos (OEA), fue la última en el mundo con aviones de pistón, tipo "Corsarios" que tenían ambos países. El Salvador también disponía de unos Mustang.


Fuente: Internet.

viernes, 17 de julio de 2015

Pastor evangélico: Vergüenza espiritual


"Pastor Hace Declaración a la Sociedad Salvadoreña
Se Dirige A Los Medios De Comunicación Y Las Redes Sociales.
Manifiesta que ha sido sujeto de Injurias, porque siempre fue inocente, que los medios de comunicación hacen el escándalo por intereses comerciales, en detrimento de su persona."

En El Salvador, esa tierra tropical, sísmica,  insegura socialmente, en el paso de los huracanes, puente de narcos y muchos males mas... como si no tuviera suficientes problemas, uno de los lideres espirituales de un pueblo que ya no cree en los humanos para solucionar nada, ponen sus ojos en lo divino, en Dios, guiados por "humanos ungidos" se dejan orientar y guiar en lo que a la salvación eterna se refiere.

Un hombre que está en un motel de paso, con su amante; es detenido por maltrato a esa mujer, en términos jurídicos hizo arreglos, la "amante" en cuestión retiró los cargos y el señor pastor se dice inocente y pregona casi una persecución 
política.

Es sumamente triste ver que un pueblo, sus feligreses y que los seis millones de salvadoreños (aprox) dejan pasar a estos sinvergüenzas.  En El Salvador estamos acostumbrados a dejarle todo a Dios, somos todos una bola de acomodados, las acciones reales se las dejamos a la divinidad, en todos los casos, con el ex presidente Flores, con el Fiscal General, con el pastor, con TODO. 

Son años de condicionamiento, sociologicamente se explicaría estudiando años de displicencia social, la ausencia total de que en esta vida y no en la otra las cosas se cumplan y se hagan como corresponden.

Un pastor, líder espiritual, promotor de valores es precisamente todo lo contrario y quienes deberían señalarlo,  el pueblo, callan o timidamente dicen que no les corresponde juzgarlo, !que Dios verá!   

Vaya para El Salvador y su gente... los que están dormidos y no quieren actuar un saludo, y a los que se dan cuenta pero son muy pocos, cristiana resignación. 

viernes, 10 de julio de 2015

Patrimonios Culturales de El Salvador

Algunos de los patrimonios de El Salvador más importantes con los que cuenta el país estan en  San Salvador hay diversos monumentos y lugares de interés histórico, muchos de los cuales forman parte del Patrimonio cultural declarado de esta nación. Resalta el Monumento al Divino Salvador del Mundo, ubicado en la Plaza Salvador del Mundo, dedicado al Patrono de la ciudad y todo un símbolo nacional.


Son considerados monumentos nacionales: 
el campanario de la Iglesia de La Merced; 
tumba del escritor Alberto Masferrer; 
la tumba del Capitán General Gerardo Barrios; 
Iglesia Nuestra Señora de Candelaria; 
Teatro Nacional; Palacio Nacional; 
Hospital Rosales, entre otros.
Son bienes culturales: la Casa Dueñas; ex Casa Presidencial; Parque Venustiano Carranza; Salón Azul del Palacio Nacional, etc.; también entre los lugares históricos destaca la Iglesia El Rosario, construida en el antiguo asiento de la Catedral de la ciudad.


Iglesia de la Merced en El Salvador considerado Cuna del Movimiento Independencista en Centro America.-

Algunos de estos sitios se encuentran dentro del denominado Centro Histórico de San Salvador, donde se inició el crecimiento de la ciudad desde la época colonial. Esta área ha sido destruida a través del tiempo por desastres naturales y las edificaciones que se mantienen son de finales del siglo XIX e inicios del XX; para el caso, allí se encuentran la Plaza Francisco Morazán, Plaza Barrios y la Plaza Libertad con el Monumento a los Próceres. Al Oeste de la capital se encuentra el Monumento a la Revolución, erigido a mediados del siglo XX. Un conjunto interesante es el Cementerio de Los Ilustres, en el Cementerio General de San Salvador, que ostenta diversos mausoleos y estatuas artísticas, pues allí descansan los restos de miembros de familias pudientes y personalidades del acontecer salvadoreño, entre ellos políticos como Francisco Morazán y Gerardo Barrios, o escritores como Salarrué y Claudia Lars. Por otro lado, en memoria de las víctimas de la Guerra Civil Salvadoreña, se encuentra el Monumento a la Memoria y la Verdad en el parque Cuscatlán.




Fuente: Patrimonio cultural El Salvador

jueves, 9 de julio de 2015

Días festivos de El Salvador.


Los días festivos en El Salvador son celebraciones populares en las que nuestro país se encuentra de fiesta, generalmente las fiestas están asociadas a la religiosidad característica de nuestra nación. 

Tenemos en El Salvador dos tipos de días festivos:
Días festivos con asueto y días festivos sin asueto. 
Días festivos con asueto Son considerados como días en los que no se debe trabajar tanto para empleados públicos (gubernamentales) como para empleados privados. 
Aunque estos últimos por lo general siempre trabajan, previo acuerdo de prestaciones adicionales con sus patronos, como por ejemplo un sueldo doble por dicha jornada de trabajo. 

Los días festivos con asueto en El Salvador son los siguientes: 
1 de enero: Año nuevo 
5 de abril: Jueves Santo 
6 de abril: Viernes Santo 
1 de mayo: Día del trabajo 
17 de junio: Día del padre 
4, 5 y 6 de agosto: Fiestas agostinas 
15 de septiembre: Día de la independencia 
2 de noviembre: Día de los difuntos 
25 de diciembre: Navidad 


Días festivos sin asueto 
Los días festivos sin asueto en El Salvador son días dedicados especialmente para ocupaciones u oficios que desempeñan ciertos profesionales. Estos días siempre se trabaja, pero se acostumbra a agasajar a quienes se conmemora el día. 
Para el 2015, los días festivos sin asueto en El Salvador son los siguientes: 
6 de enero: Los santos Reyes 
16 de enero: Firma de los acuerdos de paz (Día de la paz) 
14 de febrero: Día de san Valentín 
18 de febrero: Miércoles de Ceniza 
8 de marzo: Día de la mujer 
18 de marzo: Día del administrador de empresas 
22 de marzo: Día del agua 
4 de abril: Sábado santo 
5 de abril: Domingo de resurrección 
22 de abril: Día de la Tierra 
26 de abril: Día de la secretaria 
27 de abril: Día del telegrafista 
3 de mayo: Día de la cruz 
7 de mayo: Día del soldado 
10 de mayo: Día de la madre 
15 de mayo: Día de la enfermera 
17 de mayo: Día del contador 
18 de mayo: Día del visitador médico 
25 de mayo: Día de la cosmetóloga 
1 de junio: Día del transportista de carga 
5 de junio: Día del medio ambiente 
18 de junio: Día del empresario 
22 de junio: Día del maestro 
24 de junio: Día del tipógrafo 
1 de julio: Día del pescador 
14 de julio: Día del médico 
31 de julio: Día del periodista 
3 de agosto: Día del comercio 
17 de agosto: Día del veterinario 
24 de agosto: Día del mecánico 
28 de agosto: Día del agrónomo 
29 de septiembre: Día del odontólogo 
1 de octubre: Día del niño 
12 de octubre: Día de la Hispanidad 
18 de octubre: Día del publicista 
1 de noviembre: Día del locutor 
5 de noviembre: Primer grito de independencia 
24 de diciembre: Noche buena 
31 de diciembre: Fin de año 

Fuente: el diario de hoy.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Mayo 2015 Mes récord de asesinatos.


Aunque otros países por políticas partidistas y hasta por campaña se adjudican que sus países son violentos e inseguros, El Salvador tristemente tiene en su día a día; las muertes violentas, han superado el mes de mayo de 2015 cifras que producen escalofríos. 

sábado, 21 de febrero de 2015

En El Salvador comemos flores.



Son seis los tipos de flores que nos comemos en El Salvador, deliciosos platillos que todos alguna vez hemos comido, a los extranjeros una invitación a visitar nuestro país y probarlos. Las flores son deliciosas :D

La creatividad e ingenio para mezclar esos alimentos domina en su arte culinario.

Este tipo de platillo, que por lo general es casero, suele ser de temporada, pues todo depende del tiempo propicio para la cosecha de esas plantas.


Hemos seleccionado seis tipos de flores que forman parte del menú de los salvadoreños y que puede generar nostalgia entre los compatriotas que están lejos de su tierra.

1. Flor de Izote

Esta es la flor nacional, sin embargo su exquisito gusto se puede combinar con huevo o simplemente prepararla guisada con cebolla, chile y tomate picado.

Hay quienes la mezclan en tortas de huevo.

Cabe destacar que las semillas de esta deliciosa flor se utilizan para dar sabor al curtido.

2. Las pacayas

De este alimento se pueden preparar los rellenos de pacaya, hacerlas en curtido o pueden ser un ingrediente más para enriquecer la ensalada.

3. Flores de ayote

Entre los platillos que pueden prepararse están los rellenos de flor de ayote con picado de verduras y pollo.

También se puede hacer la flor de ayote con huevo.

Además, al igual que su fruto, el ayote, las flores son un ingrediente exquisito para las pupusas.

4. Los pitos

El arte culinario de los salvadoreños los transforman en tortas de pitos con huevo, a las que se puede agregar carne al gusto.

Los pitos son un ingrediente que le da un toque de sabor a la sopa de frijoles o sopa de gallina india.

También puede prepararse un delicioso platillo de pitos en alhuashte.

Los pitos son considerados somníferos.

5. Los chufles

Esta delicia se combina con huevo, así como puede servirse los chufles con crema o simplemente chufles entomatados.

6. Los lorocos

Hay tortas de lorocos; lorocos con huevo picado, así como forman parte de los ingredientes para las pupusas. Los lorocos se agregan como "condimento"  a sopas. 

7. La verdolaga

Este es un jardín muy común en el trópico, de la maceta a tu sarten con huevo revuelto y cebolla es una delicia.


martes, 20 de enero de 2015

PUPUSAS: Cómo cocinar el plato típico de El Salvador.


El Salvador se caracteriza por muchos platos deliciosos, pero uno es emblemático y representativo del país, las pupusas.

Aprendamos a preparar el plato típico de El Salvador.

PREPARAR LA MASA

Si quieres la masa de maíz tienes que cocerlo y llevarlo al molino hasta obtener la mezcla como si fuera para tortillas. Si, por el contrario, quieres facilitar un poco las cosas utiliza harina de maíz preparada y seguir las instrucciones del empaque, calculando la cantidad de pupusas que quieres hacer.



Rellenas de chicharrón 

INGREDIENTES:

Una libra de chicharrón.

5 tomates sin semilla.

Una cebolla grande.

Sal al gusto.

PROCEDIMIENTO: Lleva todos los ingredientes al molino y cuando obtengas la mezcla guárdala en el refrigerador para que se endure un poco.



Rellenas de frijol

INGREDIENTES:

Una libra de frijoles molidos.

1/2 cabeza de ajo.

1/2 cebolla.

2 barras de margarina.

2 cucharadas de aceite.

PROCEDIMIENTO: Fríe los ajos y la cebolla en la margarina y agrega el aceite para que ésta no se vuelva negra. Agrega los frijoles y remuévelos constantemente a fuego lento para que queden bien fritos. Puedes seguir el mismo proceso con los frijoles instantáneos.



Rellenas de queso

INGREDIENTES:

Una libra de quesillo.

2 onzas de queso de capita.

Una libra de queso cremado.

Loroco molido (opcional).

PROCEDIMIENTO: La mejor forma de mezclar estos ingredientes es en una piedra de moler, para que sea homogéneo.

PASO A PASO

Paso 1: Toma una cantidad considerable de masa y forma la tortilla.

Paso 2: Haz una depresión en la masa y ponle los rellenos.

Paso 3: Luego cubre bien con la misma masa y palmea para que no se salga el relleno.

Paso 4: Se colocan sobre la plancha o sartén amplio hasta que estén cocidas por ambos lados.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Comidas típicas salvadoreñas en navidad.

Es por todos los salvadoreños conocido lo que se come en el país en la época navideña, sin embargo para extranjeros, es importante que les comentemos lo que degustamos en la época navideña.

Aclaremos que la influencia de las migraciones ha modificado algunos platillos, vamos a tratar de ser lo más fiel posible a las recetas tradicionales y que las nuevas costumbres globalizadoras no anulen las nuestras.

1° Tamales de gallina o de pollo

Un tamal es una preparación de masa de maíz con carne de pollo o gallina al centro con verduras e ingredientes diversos dependiendo de quién cocine y como se a su forma de condimentar. Esta masa se envuelve en hojas de huerta (banano o platano)  se coce y sirve caliente con pan y café. Recordemos que la época navideña es los dias más frescos de los que se goza en el tropical país,  así que viene bien calientito para las temperaturas frescas. 




2° Pan con pollo 



Los panes con pollo de El Salvador incluyen una preparación de pollo, con salsa, bien condimentada, un pan frances grande, al que se le colocará mayonesa, berro, pepino, tomate, pollo y salsa, constituyen parte del menú navideño. 

3° Pollo en salsa con arroz
Es muy tradicional en casas de familias, un pollo en salsa con arroz, una cena tradicional. 

4° Pan dulce, quesadillas y  más.
La costumbre obliga a tomar café conforme avanza la noche buena, y para ello nuestra rica variedad de pan dulce es la sugerida.



5° Bebidas
Ponche de huevo
Bebidas carbonatadas
Café
Chocolate




sábado, 20 de diciembre de 2014

Desayuno salvadoreño.-


Un desayuno salvadoreño es para otras culturas muy fuerte; la explicación de este desayuno tiene una razón de ser, el área geografica determina nuestro clima; tenemos doce horas de sol y doce de oscuridad todo el año.

El desayuno incluye lo que necesitamos para trabajar en nuestras actividades diarias:
Frijoles fritos molidos tipo puré
Aguacate o palta
Queso
Platanos fritos
Huevos revueltos
Pan  y café.

Contrario a lo que parece, un buen desayuno nos mantiene trabajando toda la mañana sin hacer recesos, hasta el mediodia, y cumplimos con lo que indican los nutricionistas:
Desayunamos como reyes
Almorzamos como principes y 
Cenamos como mendigos.

Animate y prueba los desayunos salvadoreños, nutritivos y sobre todo una invitación a no despreciar un desayuno de otras latitudes, el sabor y beneficios de los sabores de otros pueblos te espera. 

lunes, 10 de noviembre de 2014

La riqueza de la identidad salvadoreña.

Un señor salvadoreño escribió en un periódico algo sobre la identidad salvadoreña....les pego textual sus valoraciones...y desde luego las mías. 

""" 
Reflexión sobre la identidad salvadoreña.

Luis Armando González.


RADIO CADENA MI GENTE
Hablar sobre la identidad de un pueblo siempre resulta complicado, porque eso que se llama identidad no es una esencia inamovible que pueda atraparse con las manos.

Más bien, la identidad de una sociedad es, además de cambiante en el tiempo, el crisol en el que se funden distintas tradiciones, costumbres, símbolos y prácticas individuales y colectivas. De aquí que la pregunta por qué o cómo somos los salvadoreños no sea una pregunta de fácil respuesta; además, se tratará siempre de una respuesta provisional, que se tendrá que ir actualizando y poniendo al día a medida que la sociedad salvadoreña se vaya transformando. Precisamente, eso es lo que tiene que hacerse con dos de los mejores retratos de la sociedad salvadoreña: el realizado por Oswaldo Escobar Velado en su poema “Patria exacta” y el realizado por Roque Dalton en su “Poema de amor”.

Estamos ante dos retratos de El Salvador —de lo que somos los salvadoreños— propios de un momento histórico determinado que, si bien fueron certeros en su descripción de la salvadoreñeidad cuando vieron la luz, en esta primera década del siglo XXI deben ser no ignorados o abandonados, sino continuados y actualizados con nuevos aportes y nuevas intuiciones.
Pues bien, una forma posible de abordar el tema de la identidad salvadoreña –qué y cómo se es salvadoreño— consiste en explorar cómo nos ven (y qué ven) otros y otras desde fuera, concretamente desde Europa o incluso desde Estados Unidos.

En el caso específico de Europa, no resulta para nada extraño que un ciudadano europeo promedio no sepa concretamente qué es y dónde queda El Salvador. Seguramente sabrá de la existencia de América Latina y de los países del subcontinente presentes en el debate público mundial. Pero no de El Salvador, el cual, con suerte, podrá ser confundido con Salvador de Bahía en Brasil.

Ya desde aquí comienza el desdibujamiento de la sociedad salvadoreña, porque lo que sigue es consecuencia de ese punto de partida: de este modo, ese ciudadano o ciudadana de Europa, al escuchar el “vos” en boca de un latinoamericano o de una latinoamericana, inmediatamente se dirá a sí mismo que está con alguien de la Argentina; si ve que baila salsa, supondrá que es puertorriqueño o panameño, por aquello de que Rubén Blades es de este último país; si baila merengue, dominicano; si baila cumbia, colombiano; y si baila samba, brasileño.

Si está tostado de su piel por el sol, pensará que es del Caribe; si toca la sampoña o el charango, que es de Bolivia; si canta música ranchera, de México; y si toca el arpa, de Venezuela. Si tiene rasgos indígenas, creerá que es de Bolivia, Perú, Ecuador, México o, con suerte, de Guatemala; si es negro, de Haití; si es mulato o sambo, de Cuba; y si bebe café incansablemente, de Colombia. Si se trata de un hombre en plan de conquista abierta y sin complejos, que es un caribeño… Y así por el estilo.
Se puede esgrimir que ese desdibujamiento de lo salvadoreño obedece a simple ignorancia de la diversidad de naciones que caracteriza a América Latina. Es posible que sea así. Pero no hay que alegrarse demasiado, ya que a lo mejor existe otra respuesta, que debería ser buscada en lo que efectivamente significa El Salvador en el contexto latinoamericano. Visto con una dosis mínima de objetividad, la contribución de nuestro país a la configuración histórica de la identidad latinoamericana es sumamente pobre, por no decir nula. Por donde quiera que se vea –por lo negativo o lo positivo— lo latinoamericano no se juega ni se ha jugado en El Salvador. En tiempos recientes, sólo en una ocasión nuestro país estuvo a punto de dejar su propia huella en la historia latinoamericana: durante la guerra civil de la década de los 80, pero el desenlace de la misma impidió que esa huella se fijara en piedra firme.

Por más que haya quienes hagan alarde del proceso exitoso de negociación, nunca lo sucedido en El Salvador va a desplazar en significado el triunfo de la revolución sandinista (1979) y, mucho menos aún, de la revolución cubana (1959).

Para seguir en el marco centroamericano, la huella de El Salvador, en general, es bastante pobre. Si se excluyen los temas de pandillas (maras), violencia y migración –a los cuales es inevitable referirse cuando se habla de Centroamérica en la actualidad—, en los grandes ejes configuradores de la historia y de la identidad de la región nuestro país no tiene nada importante que decir. En poesía y en música popular, ahí está Nicaragua; si se habla de etnicidad, hay que volver la mirada a Guatemala; si de lo que se discute es de la democracia, es de rigor pensar en Costa Rica; y si el asunto son los recursos naturales, Honduras sale a relucir casi inmediatamente –y ahora hasta las pupusas son reclamadas por los hondureños como patrimonio nacional—.

Si para El Salvador las cosas son así en Centroamérica, en el marco latinoamericano su presencia es casi inexistente. Las grandes tradiciones artísticas (tanto populares como de élite) tienen ahora como en el pasado su foco en México, Argentina, Brasil, Colombia o Chile. Los fenómenos políticos que trascienden al subcontinente se gestan en Cuba, Brasil, Venezuela, Ecuador, Argentina o Bolivia. Cuando se piensa en regímenes dictatoriales inmediatamente se piensa en las dictaduras militares del Cono Sur de los años 60, 70 y 80. Cuando se habla de dictadores se habla de los militares que encabezaron sangrientos regímenes, especialmente de Augusto Pinochet, Alfredo Stroessner y Rafael Videla. Y en esta misma línea, cuando se piensa en el prototipo del dictador latinoamericano ridículo y nefasto –las dos cosas a la vez— inmediatamente se piensa en el “Chivo” dominicano: Leónidas Trujillo.
Ahora bien, ¿es ajeno El Salvador a los procesos, negativos y positivos, que se gestan (y han gestado) en América Latina. En lo absoluto. Nosotros tal vez no contribuyamos (o hayamos contribuido) con algún aporte original a la configuración de la identidad latinoamericana, pero todo lo que caracteriza a América Latina tiene su réplica en El Salvador. Aquí todo lo latinoamericano (desde México hasta Argentina) se replica y se copia. Claro, está a la salvadoreña: como una caricatura mal hecha. Hemos tenido nuestros criminales, que quisieron copiar los usos y estilos de los dictadores latinoamericanos; no tuvimos un “Chivo”, pero sí un “Tapón” (el General Fidel Sánchez Hernández), y más atrás en el tiempo tuvimos nuestro “Brujo” (el General Maximiliano Hernández Martínez).
No tuvimos un Cantinflas, pero sí un Rockinflas; también hemos tenido un “Piporro salvadoreño” y en la actualidad tenemos a nuestro “Don Francisco”, en el programa “Fin de Semana”
que todos los sábados transmite un canal nacional. Tenemos conjuntos musicales que copian, a su manera, todos los ritmos latinoamericanos y caribeños (principalmente, cumbia y música ranchera) y que hacen bailar a la gente (que también lo hace a la manera salvadoreña: mezclando pasos, ritmo y con una lentitud que, en el caso de la cumbia, puede ser exasperante).

No somos andinos, pero tenemos aun –sobrevivientes de los años setenta y ochenta— grupos musicales que se dedican a tocar música andina y que pusieron de moda, en su momento, “El cóndor pasa” (aunque nunca un cóndor haya volado en cielos salvadoreños y aunque nuestros cerros y volcanes parezcan pequeños montículos comparados con los Andes).

En cuanto a la literatura y la poesía, sólo en unas cuantas ocasiones hemos estado a un paso de dejar una huella en América Latina: con Francisco Gavidia, Salarrué, Roque Dalton y Roberto Armijo. Pero nuestra marginalidad endémica lo impidió. Ni modo; marginales como somos –al fin y al cabo, provincia remota de México desde tiempos inmemoriales— no nos ha quedado más remedio que ser receptores de distintos influjos culturales (también, económicos y políticos) provenientes de América y España que hemos adoptado y adaptado con peor o mejor suerte, aunque con poca creatividad y originalidad. Por supuesto que tenemos escritores (poetas, poetisas, literatos, literatas y ensayistas), pero aparte de lo que algunos de ellos y ellas se creen, su huella en el concierto latinoamericano (o incluso centroamericano) es mínima, por más alguno de nuestros escritores presuma estar a la altura de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes.

En fin, pese a la vocación de copiar todo lo que sucede en otras partes –desde hace un par de décadas, a los modelos a copiar se ha añadido el estilo de vida estadounidense—, no se ha adquirido la pericia para hacerlo bien: por lo general se trata de copias pobres y mal hechas, que terminan –especialmente en el caso de la cultura popular— por deformar el gusto y las costumbres de la gente. Pero aquí estamos, siendo parte de América Latina; replicando en caricaturas –desde los dictadores y el caudillismo hasta los modos de hablar y de vestir— lo que sucede en otros países latinoamericanos y EEUU. Prácticamente todo lo que caracteriza a América Latina está presente en El Salvador; es decir, este es un país latinoamericano típico. Y está presente porque llegó de fuera y ha sido copiado, adaptado y adoptado, por la gente, desde las élites –cuya vocación para la copia no va a la zaga sino a la vanguardia del resto— hasta los sectores populares. Somos un país receptor de cultura, de hábitos, estilos de vida y costumbres generados en otras latitudes.
Aprendimos a recibir (y nos acostumbramos a ello) desde las primeras migraciones nahuas que llegaron de México, en la época prehispánica. Lo que somos es lo que hemos recibido y seguimos recibiendo del exterior. Ahora mismo, gracias al torrente migratorio hacia Estados Unidos estamos copiando no sólo la arquitectura de las residencias estadounidenses, sino (acompañado de los usos idiomáticos correspondientes) el estilo de vida “americano”.

Nos agringamos de manera acelerada, pero seguimos usando el vos sin ser argentinos (para distinguirnos, hay un leve sonido de la “j”, que suena en lugar de la “s” y decimos, por ejemplo, “vos querés” o “vos pensás”, no “vos quieres” o “vos piensas”), comiendo tortillas de maíz sin ser mexicanos, bailando cumbia sin ser colombianos, diciendo “carajo” sin ser peruanos, escuchando y bailando la batucada sin ser brasileños y teniendo a nuestros propios caudillos (aprendices de caudillo) sin ser ecuatorianos, bolivianos o venezolanos. Desde el tema de la identidad, la “patria exacta” de Oswaldo Escobar Velado es, más bien, una patria inexacta: una patria con contornos difusos e indefinidos, una patria que se desvanece en cada instante, pero de la cual algo queda: las mezclas, las copias y las caricaturas de todo lo que nos impacta y que, en definitiva, nos sirve para sobrevivir como sociedad.""""""


Lo había leído y disiento totalmente con el autor. En Argentina se come pizza y pastas no son italianos, pero está incluido en su costumbre, puesto que las costumbres y la identidad son parte de la dinámica social; en Estados Unidos comen hamburguesas, hot dogs , y tampoco esto se señala en sus orígenes europeos si no que se les atribuye como distintivo; eso en cuanto a cultura gastronómica, pero hay tambien musical, el jazz, el rock, el chamamé, etc todos tiene un origen distante que migró; el señor que escribe tiene una visión bastante negativa de la identidad nacional salvadoreña; en Argentina, Uruguay, zonas de Ecuador y Colombia se habla un "voceo" similar al nuestro, y su forma de hablar es su distintivo sin imitar argentinos por que no los imitan así hablan, tal como nosotros los salvadoreños tenemos una forma particular de mezclar el tuteo y el vos. Respecto a nuestra historia, Martinez no fue imitador de nadie, fue un personaje histórico particular nuestro, con características bastante peculiares, ni un solo caudillo se parece con otro; América Latina completa sufría con dictaduras militares y cada uno fue distinto por sus personalidades y la coyuntura social de sus paises. El atrapasueños es una cosa que se cuelga en las ventanas, puertas, los hacian los primeros pobladores americanos, los originarios, pero tambien existen en la India, en Tailandia y Indonesia, y todos le atribuyen un misticismorespecto a lossueños, está incorporado en su cultura sin señalarse que son copias puesto que por la época hay que dar una explicación bastante rebuscada para que cierre. Comprendamos antropológicamente la naturaleza humana, social y el dinamismo de la misma: NO somo copia, no somos caricatura vivimos en un mundo con billones de personas tenemos similitudes para comer frijoles, pero no los sazonamos igual ni los disfrutamos de la misma manera porque eso se llama identidad, porque eso nos vuelve sociedad, nos vuelve patria... la Patria Exacta.(Perdón si me extendí, mi tesis la escribí sobre identidad)

domingo, 2 de noviembre de 2014

Centroamerica fue un solo país.


Tras la disolución de la República Federal de Centroamérica en 1839, el 1 de noviembre de 1898 los estados de El Salvador, Honduras y Nicaragua vuelven a intentar una confederación denominada Estados Unidos de Centroamérica. Se establece un gobierno federal regido por un Consejo Ejecutivo con sede en la ciudad hondureña de Amalapa. Pero 13 días después el general salvadoreño Tomás Regalado, contrario a la confederación, derroca al presidente Carlos Ezeta y anuncia el retiro de su país. El Consejo Ejecutivo ordena diversas medidas para forzar el regreso de El Salvador a la unión, pero pronto queda claro que carecen de autoridad fuera de Amalapa como para lograr su objetivo. El 30 de noviembre de 1898 los Estados Unidos de Centroamérica dejan de existir. Entre el 1 y el 10 de diciembre Nicaragua y Honduras anuncian la recuperación de su soberanía plena.
Una vez Centro América fue una sola república y se llamó República Federal de Centro América, un segundo intento por unificar las fronteras se llamó Estados Unidos de Centro América y un día como hoy, a sólo 13 días de haberse conformado como tal, El Salvador prefiere ser un país independiente y soberano, decidiendo retirarse .... nos iría mejor siendo una sola república y no el bloque des-unido que ahora somos como región, para muestra un botón, Europa.

martes, 21 de octubre de 2014

23 de octubre: Muerte de Monterrosa Barrios.



Yo contaba con pocos años  cuando escuché en la noticias que había fallecido Monterrosa Barrios, un soldado; para mí en ese momento no significó nada, siendo una niña, con el tiempo al leer la historia, lo que ocurrió y sus acciones, me gusta leer artículos donde se dejan sonar todas las campanas, para que los que lo vivimos muy niños o eramos muy pequeños nos hagamos una idea más clara de lo que ocurrió y quienes son estos personajes

""Un 23 de Octubre de 1984, CAE en la trampa con una bomba "casa bobos" uno de los peores criminales del pueblo, El Coronel Domingo Monterrosa Barrios. Lo mas ironico de todo es que su TROPA y titeres seguidores hoy en dia prefieren creer que todo fue un simple ACCIDENTE!

Como Rambo. Un intrépido Domingo Monterrosa Barrios vadea las aguas de un río que puede ser el Torola. Se adentra en territorio comunista, empapando su camuflaje que no camufla ni su cuchilla, ni su fusil.



La imagen anterior, una fotográfica, congela al fundador del batallón Atlacatl momentos antes de su muerte. Antes del mediodía del 23 de octubre de 1984, cuando el comandante Monterrosa anunció a la prensa que había capturado a la radio insurgente Venceremos. Dijo que con la radio terminaría también El mito de Morazán, el mito de todo un departamento insurgente. Rojo, clandestino.



Más tarde, cuando la guerrilla hizo explotar su helicóptero con una bomba disfrazada de Radios Venceremos, fue la insurgencia la que anunció que había dado fin a otro mito. El fin del único estratega militar hasta ese día invicto: El mito de Monterrosa.



Ni lo uno, ni lo otro. Los mitos no conocen de paz ni guerras. Al norte del departamento con nombre de militar unionista centroamericano, casi todos los municipios tienen alcaldías de izquierda. Abundan los murales rojizos del Che o de Farabundo Martí. En uno de estos poblados, un trozo del helicóptero de Monterrosa es resguardado con celo, como pieza de museo. Y en el campo, hasta los que nacieron décadas después de su muerte relacionan a Monterrosa con leyenda de fusil, guerra y helicóptero.



La historia de este militar ha viajado lejos de Morazán. En Venezuela, a inicios de los años noventa se filmó una película donde la figura de Monterrosa está presente: Trampa para un gato. Y si en un motor de búsqueda de internet se digita Domingo Monterrosa Barrios aparecen más de 56,000 resultados.



En la red, al comandante le dedican desde insultos hasta su propio portal: monterrosavive.info. Esta es una larguísima hoja de vida en línea, con galería fotográfica y lista de reconocimientos y títulos castrenses. Con un clic aquí y allá es fácil enterarse de que Monterrosa nació en el usuluteco poblado de Berlín, que era sobrino directo del famoso capitán Gerardo Barrios, que sus detractores le decían Trompa de cuche, que su némesis es Rufina Amaya, que le llaman asesino despiadiado y que murió a los 44 años, cuando realizaba un operativo anticomunista llamado Torola IV, en su no menos mítico helicóptero.



Mientras los cadetes entonan corridos en honor a Monterrosa, los más veteranos vociferan que es héroe y mártir. Las facciones gruesas del rostro de Monterrosa, su nariz achatada y su cabello colocho, han pasado a ser busto metálico. Uno que la Fuerza Armada entrega como alta condecoración. Su imagen es parte del mobiliario de la Alcaldía de San Miguel. Monterrosa es el nombre la tercera brigada de infantería, de la misma ciudad. Y aquella fotografía en la que se le ve vadear el Torola se ha convertido en un inmenso óleo con revuelos dorados.




Se luce, a manera de altar, en una sala homónima, dentro del capitalino museo militar. Entre reflectores y fusiles, la cédula que describe el óleo parece ahondar su mito. Entre líneas explica que murió en un accidente aéreo. Es la versión que nació hace 26 años, cuando la prensa militar y hasta la de revista estadounidense Times sostuvieron que el helicóptero se vino abajo, en las cercanías del pueblo de Joateca, por una fatiga en el rotor que provocó el rompimiento de las hélices.



En aquel momento, las autoridades militares se negaron a atribuir a la guerrilla el atentado contra Monterrosa. Pero con el tiempo, han sido los mismos militares los que han empezado a abordar el tema de forma distinta. La versión que yo conozco a oídas, pero que es casi la oficial es que había un equipo de la Radio Venceremos que fue dejado por la guerrilla como un cebo para derribar el helicóptero de Monterrosa acepta el general retirado Mauricio Vargas de 65 años, desde su negocio, una carnicería capitalina.



Vargas dice, y podría jurar, que Monterrosa es un líder histórico, una figura pública. Pero, como tal, las historias que surgen en torno a él se adaptan o transforman de acuerdo a quien los cuenta. ¿Héroe o villano? Monterrosa es un mito divergente.





El militar más temido. Frío. Dueño del único batallón que nunca fue derrotado: el Atlacatl. Obsesionado con capturar a Joaquín Villalobos, el comandante de las Fuerzas Revolucionarias del Pueblo, y con destruir la Radio Venceremos. Así lo describe Marvin Galeas. Un ex militante guerrillero, quien al momento de estallar el helicóptero de Monterrosa trabajaba en la Venceremos. El ex presidente de la República, Antonio Saca, también ha tenido algo que abonar. Han sido carismático y defensor de la patria las palabras que ha utilizado para referirse a él. Declaraciones que, para los que ven la otra cara de Monterrosa, son una afrenta, un insulto escupido sobre las tumbas de los caídos.



El vocero del gobierno de izquierda cuenta su parte. Para Sigfredo Reyes, Monterrosa pasó a los anales de la historia como un genocida despiadado, no es una persona a la que esta sociedad deba recordar con gloria. Porque nadie debe utilizar el poder del Estado contra la humanidad.





Y de este tipo de comentarios, los hay más encarnizados, menos razonados, más sentidos, menos mucho menos diplomáticos. Ese hombre era el mero demonio con ropa. Dicen que cuando llegaba a los cantones con su batallón Atlacatl, hasta los perros aullaban. Dicen que todo el tiempo andaba bien drogado y que a los soldados les daba drogas fuertes para que fueran mas feroces cuando mataban a sus víctimas (sic), escribió alguien en un foro político de la cadena Univisión en 2007. Y de ahí, hay quienes lo llaman asesino, pasmado, títere...


Un intelectual salvadoreño radicado en Barcelona trata de poner el asunto en balanza. Álvaro Rivera Larios compara a Monterrosa con Mayo Sibrián. Un líder de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) del que algunos estiman que en la década de los ochenta asesinó a más de mil personas. Si la guerra es un exceso, Sibrián y Monterrosa serían un producto del exceso. Pero no es así. Aunque sus violencias se parecieran, no son iguales. Se estructuraron de distinta forma y su teleología fue distinta, estima Larios, y añade que una serie de condiciones e instituciones, como las formas de concebir la guerra, contribuyeron a la aparición de ambos personajes, ahora envueltos en halos mitológicos. Larios considera que los salvadoreños deben escapar del reino de valoraciones incoherentes, y las verdades parciales y oportunistas, porque solo así se podrá juntar el trágico rompecabezas que fue, y es todavía, la última guerra civil que asoló nuestro mundo.


El helicóptero verde de Monterrosa se deshizo sobre las serranías y recovecos que lindan con Honduras, en el oriente del país. A unos dos kilómetros al occidente del enmudecido pueblo de Joateca. Aquí, un niño pelo parado, de 11 años, llamado Rigoberto, señala una loma escarpada y hace notar: Allí cayó la avioneta de Monterrosa, porai quedaron las alas.



El niño tiene su versión del mito. No sabe del helicóptero ni quién era el tal Monterrosa. Le han contado que era un soldado importante que murió junto a tres personas y no 14, como en realidad sucedió. Un sacerdote, un sacristán, tres periodistas de prensa castrense. Y ocho militares más, entre ellos el comandante del centro de instrucción de la Fuerza Armada, Herson Calitto; y el comandante del batallón Atlacatl, Armando Azmitia. El menor tampoco sabe por qué es que hubo guerra aquí. Nada le sabe a verdad, sino a cuentos de infancia, a historias para asustar, como la del coco.



Rigoberto sirve de guía para arribar a la escarpada milpa doblada, que reemplaza a la que hubo en octubre de 1984. Entre la tierra amarillenta aún emergen tornillos oxidados desperdigados. La tragedia tiene como mojón los patines de aquel helicóptero. A un lado de ellos, la Fuerza Armada erigió el año pasado, en el aniversario número 25, una lápida que reza: Aquí yacen los héroes de Joateca. Obedecer en todas las ocasiones y riesgos al superior aun a costa de vuestra vida.



El propietario de la milpa asoma de pronto. Se llama José María Argueta, don Chema. La mayor parte de sus 63 años ha vivido aquí cerca. Cerca del boquete que abrió un trozo del helicóptero y que la lluvia aún no logra desvanecer. Chema vive en medio de la tierra que Monterrosa consideraba comunista. Como ironía, para los que así la consideran aún, él viste una camisa del partido ARENA con algunos hoyos. Se ve a sí mismo con ella y, como si estuviera en el conflicto, aclara y justifica que nunca ha sido partidario de nada, ni de militares, ni guerrilla, porque esquivó bombas gringas de 500 libras y proyectiles soviéticos SAM-7. Chema empieza a padecer sordera, desconoce si es producto del estruendo de los ochenta. Pero aun así logra escuchar un sin fin de cuentos en torno al mismo helicóptero: Que si explotó por la complicidad de un militar traidor; o si fue derribado por metralla o por un misil.



Chema le repite a toda la gente lo mismo. Que un día de 1984 vio que el cielo explotaba. Que vio al helicóptero desmenuzarse en dos inmensas bolas de fuego. Que no escuchó metrallas o misiles previos. Y que vio a su milpa ensangrentada y a una guerra con rostro de conflicto civil y de guerra fría prolongarse hasta 1992. Cuando escuché quiénes iban en el helicóptero, supe que la guerra no respeta a nada ni nadie. Mucho menos a mí, que solo he andado metido en la milpa para sobrevivir.





El mito de Monterrosa viaja en helicóptero, posa por todo el norte del río Torola. Es fábula y pieza de un museo instalado en una casa de adobes que albergó a la nómada Radio Venceremos, en la joroba de una estratégica loma, erizada con pinos, que domina a Perquín. Que, a su vez, es un puñado de casas pintarrajeadas con paisajes costumbristas que intenta reinventar su pasado en un turístico presente.



En el museo, dos rubias estadounidenses, un argentino, y una cincuentena de colegiales unionenses echan un vistazo a un par de hélices y a la cola del helicóptero de color olivo, con revuelos chamuscados y un 284 aún legible.



Un señor chaparro, moreno, que lleva gorra blanca se acerca a los turistas que han empezado a sacarse fotografías con los vestigios detrás. Esto es lo que quedó del helicóptero del alto comandante Monterrosa, les explica Edgar García. Un guía de 46 años que desmiente que esta pieza no sea auténtica. Como prueba, asevera que él es un ex combatiente guerrillero, y que entre 1984 y 1985 caminó más de 20 kilómetros desde Cacaopera hasta Joateca para ver si aún había restos de la aeronave. Dice que tomaron este trozo, el más voluminoso, como especie de souvenir.



Como el helicóptero cayó en un barranco y en zona de concentración guerrillera, la Fuerza Armada solo se llevó lo que le pareció más importante: la caja negra. Pero todo esto se trajo de Joateca, dice Edgar. Él empieza a describir que la fantasmagórica aeronave era un UH-1 Huey. Un helicóptero desarrollado desde 1959 por los Estados Unidos, famoso porque más de 16,000 de ellos sobrevolaron, en combate, a Vietnam. De estos regaló varios el Pentágono a la Fuerza Armada Salvadoreña Edgar se entrecorta. Parece mareado, ausente. Excusa su silencio repentino como secuela de guerra. Al quitarse la gorra descubre una cicatriz en la sien. Fue hecha por el roce de una bala. Él estuvo en coma por varios meses. Ya se me va a pasar, dice.



Tras el lapsus, Edgar lleva a los colegiales a unas vitrinas que exhiben vetustos transmisores radiales. Una cajita así fue la que sirvió de señuelo para hacer estallar el helicóptero en la Operación Caballo de Troya. Monterrosa quería a toda costa desaparecer la Radio Venceremos y la guerrilla se la puso cerca, pero llevando bien escondidos ocho tacos de dinamita. Luego, Edgar muestra el telemando de plástico con el que Joaquín Villalobos, entonces comandante del Ejército Revolucionario del Pueblo (parte del FMLN), en teoría accionó el botón que hizo explotar el helicóptero, desde un cerro al oriente de Perquín.



Edgar, el ex combatiente y guía, apunta que lo de Villalobos también tiene versiones. Que hay quien dice que no todo el mérito de la operación Caballo de Troya es suyo, sino de otros cerebros. O que no fue Joaquín quien accionó el mando





El ronroneo de las libélulas metálicas de los años ochenta aún resuena en la memoria de los que viven en el bajío que separa a Perquín de Joateca. Ambos poblados están separados por las verdosas y frías aguas del río Sapo, el primero en la vega izquierda, y el otro en la derecha. En el lado izquierdo, se halla El Mozote. Un cantón con aspecto de pueblo, en cuya plaza central hay un enorme muro con veintenas de epitafios incrustados.



Una señora chele y bajita saluda solitaria en medio de la plaza. Tiene 38 años. Dice que se llama María Crecencia Chicas Amaya. Cuenta que en el suelo que está bajo sus yinas verdes y en solo dos días de 1981 fueron reunidos y asesinados más de 900 campesinos por militares contrainsurgentes del Batallón Atlacatl, comandados por Domingo Monterrosa. Una masacre, a la que por su número y saña, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional considera la peor en la historia americana del siglo XX.



Como El Mozote es hoy parte de un circuito turístico llamado Ruta de la paz, que incluye a Perquín y a Joateca, María Crecencia es una especie de guía también. Se para al lado de una tumba. Dice que es la de una prima, fallecida a penas hace dos años: Rufina Amaya. La única persona, que aún siendo desestimada por el gobierno y por la prensa internacional, se proclamó sobreviviente de esta masacre, donde perdió cuatro hijos y un esposo.



El analista político alemán Paolo Lüers, ex militante del FMLN, ha descrito que Rufina Amaya, en su papel de testigo, es el obstáculo inamovible para que Domingo Monterrosa sea ascendido a héroe nacional en la historia colectiva salvadoreña, porque se le considerará patriota consumado, pero responsable. En vida, Rufina brindó innumerables entrevistas para describir su tragedia. En su condición de campesina, ella no señaló directamente al comandante, pero recordaba que la masacre inició luego de escuchar el retumbar de un helicóptero que descendió a la aldea. María Crecencia, la prima de Rufina, no sabe si en la tripulación de ese helicóptero viajaba Monterrosa. Lo que sabe es que hubo un periodista estadounidense (Mark Danner, del periódico The New Yorker) que aseguró haberlo visto bajar de la aeronave tipo UH-1.


Mi coronel Monterrosa era un comandante líder. Lo admiraba mucho, lo conocí. Pero para ese entonces (1981) él no tenía licencia para esa operación. Monterrosa no estuvo en el Mozote, deslinda René Emilio Ponce. General retirado de 63 años, desde la oficina de su gasolinera. Otra cosa dice un colega. Monterrosa era comandante de la unidad. Nosotros como comandantes asumimos algún grado de responsabilidad de lo que se desarrolla en un momento determinado, lo dice Vargas, el general jubilado que regenta una carnicería. Para Vargas es un tanto injusto que se responsabilice de todo a Monterrosa porque la guerra y la paz la determinan los políticos, no los militares. Considera que el Mozote está envuelto en señalamientos unilaterales que excluyen contextos de guerra, que incluyen daños colaterales en población civil tanto de la guerrilla como la Fuerza Armada.



Larios, el intelectual, puntualiza que los salvadoreños salieron de la guerra sin castigar atrocidades y sin asumirlas moralmente. Dice que el país no salió fortalecido por una verdad común. Porque en esta nación se elude el castigo y la culpa. Es la tierra del mito. Hay quien piensa que la suerte de El Salvador es que nadie ganó la guerra, porque no hay un héroe vencedor aceptado por unanimidad. Y como no es así, hay más probabilidad que en lugar de mitologías se busque la verdad.

Tanto en el helicóptero de Monterrosa, como en el Mozote, las versiones y responsabilidades mutan. María Crecencia, la prima de Rufina Amaya, resume que luego de los Acuerdos de Paz y leyes de Amnistía Internacional la verdad es cuestión divina.

Rufina sufrió mucho, antes y después de 1981. Pero no sentimos rencor contra nadie. Si fue o no Monterrosa, Dios y la vida lo dirán. ¿Será justo perdonar?"""