Un ensayo respecto al significado de la palabra Guanaco.
En la sociedad actual existen un sinnúmero de versiones acerca del hipocorístico “guanaco”. En si es un calificativo que fácilmente puede ser confundido, debido a la ausencia de una fuente definida, causando especulación, ofensa, auto-negación o confusión al que se da por aludido. Al igual que muchas denominaciones, originalmente se crearon con una intención ofensiva y de burla, en calidad de apodo, pero con el tiempo este tipo de adjetivos adquiere un tono amistoso, en donde los diferentes sectores de una sociedad se identifican libremente en su grupo.
Por ejemplo es típico de los salvadoreños, confundir por gentilicio el hipocorístico “guanaco”, término que ha causado polémica, controversia en todos los círculos sociales y culturales. En si la palabra “guanaco” es capaz de causar afecto o defecto, basado en el concepto o apreciación personal. El amar u odiar este vocablo no es exclusivo de los salvadoreños, ya que los hay en todos los países del mundo, y sus diferentes comunidades. En Centroamérica existen “chapines”, “catrachos”, “ticos”, “nicas” y “guanacos”.
Es de súper importancia reconocer que el origen fonético de estos vocablos en relación al sistema de sintaxis con que fueron grabados, juega un papel de crucial importancia. Una cosa es como los nativos pronunciaban las palabras y otra como eran interpretadas y adaptadas al castellano.
Con el fin de ilustrar, el topónimo “Catracho”, se debe hacer referencia al general Florencio Xatruch. Quien fue nombrado generalísimo de las fuerzas armadas centroamericanas. Técnicamente esta palabra se hubiera escrito Xatruchos, pero a los nativos de la región se les facilitaba decir “Ahí vienen los catrachos”, cuando recibían como héroes a los militares de aquel entonces.
Para muchos “guanaco” significa una clasificación peyorativa, o sea una etiqueta de mal gusto, y defienden su posición desde un punto que refleja el uso despectivo de la palabra. Por tanto tratan de “desligar” su identidad haciendo referencia a su concepto ideolexico y a toda costa adoptando una actitud semi proselitista, del porque alguien se debe de avergonzar o indignar al ser llamado “guanaco”.
Existen varias corrientes de pensamiento que justifican o denuncian el verdadero significado de “guanaco”, una de las más populares y coloquiales es que “los españoles” nos apodaron “guanacos” haciendo referencia, al camelidae andino Lama guanicoe, que en quechua era wanaku.
El argumento es que es un animal domesticado que se caracteriza por ser animal de carga. Otros han concluido elaboradamente que por eso se nos llamaba a los salvadoreños.
Otra versión es que en El Reino de Guatemala, también conocido como Capitanía General de Guatemala, integrante del imperio español entre 1540 y 1820, llamaban a todos aquellos que no fueran de la capital “guanacos”, eso incluía por supuesto al resto de los provenientes de las diferentes provincias, esto incluía, Belize, Chiapas, Comayagua (Honduras), (El) Salvador, Nicaragua y Costa Rica.
Dentro de esta ecuación, entra la posibilidad que a los provenientes de lo que hoy constituye San Salvador fueran llamados “guanacos”, despectivamente y en referencia al animal de carga.
Sucesivamente se han desarrollado varias versiones que prestan credibilidad. Entre ellas también existe una versión que los españoles llamaron guanacos a los “indios” de El Salvador por su insensatez y curiosidad. Al igual que había un pájaro (guanajo o pavo) tonto y fácil de atrapar. En otras palabras “chumpes”.
Al final del día, todos prestan y presentan su mejor elección, que los hace amar u odiar al coloquial y usualmente confundió por gentilicio, “guanaco”.
Gracias al extenso trabajo de investigación lingüista y el acceso a los archivos históricos, existen nuevos elementos que revelan una versión más cercana a la realidad dejando en las sombras los mitos y leyendas de la plebe.
Para identificar el marco histórico de “guanaco” en cuando, como y donde fue utilizado es importante saber y entender que en ese tiempo en centroamerica no existían líneas fronterizas que hicieran separación territorial y que existían una variedad de grupos de personas que se definían en cuanto a carácter etnológico y social.
Consecuentemente la política de los 1800′s era participativa y de vida o muerte. Las clasificaciones podían hacer constar ser parte de un grupo que se reducía a dos alternativas, exterminar o ser exterminado.
De acuerdo a la historia, además de ocupar parte del occidente de Honduras, los mayas tenían puestos comerciales en Trujillo y las Islas de la Bahía. Los comerciantes de Bartolomé Colon encontraron que en la isla de Guanaja tenían cacao, espadas de madera con hojas de obsidiana en ambos lados además de los artículos de cobre ya mencionados. Aparte de comerciante Mayas, es posible que hubieran comerciantes Pipiles en el Valle de Naco, y que mantuvieran contácto con los Pipiles de la costa del Pacifico.
En esta región existe la cordillera de Guanacaste, la palabra en náhuatl es huanacaxtle, sin embargo en El Salvador se le conoce como conacaste. Como referencia y en acuerdo con los estudios realizados por el señor Tim Lohrentz quien escribe: “La convivencia se llamaba Guanacaste. Esto viene de guanaco, palabra que quiere decir ‘hermandad’ en potón lenca vieja. El Guanacaste es el consejo de la hermandad. Cada vez que se realizó el Guanacaste en diferente pueblo. Seguramente se hizo el Guanacaste en Arcatao de vez en cuando.”
Se sabe que en el Valle del Naco (en actualidad dentro de lo que hoy es Honduras) a la llegada de los españoles, existía una comunidad grande y prospera; de acerca de 10,000 “indios” y reporta el adelantado Francisco Montejo y el capitán Hernán Cortes la existencia de 2,000 casas.
Los pipiles habitaban en el “Lugar de los Guanacaste” convirtiéndolos en Guanacos. Y todos aquellos no eran de linaje español o mestizo, eran guanacos.
En una reseña histórica, se puede encontrar lo siguiente: ” …Su odio en contra de Morazán, se reflejaba en sus gritos, acompañados de ‘¡viva la religión!, guanacos, entreguen a es canalla, entreguen a ese hereje, nosotros defendemos a dios y a sus santos’. Ellos le llamaron a sus oponentes guanacos, pirujos, malvados, ladrones y declararon que llamarían al arzobispos y los frailes que fueron expulsados en 1829″
En conclusión, sea cual sea definición que el lector desee aceptar, e independientemente si le gusta o no le gusta que a los salvadoreños bien nacidos se identifiquen como guanacos, la palabra tiene historia, y llegó para quedarse.