Enero17

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sábado, 14 de diciembre de 2013

La desigualdad en El Salvador madre de la migración y la violencia.

Este articulo fue escrito con el titulo: 

El Salvador: La desigualdad alimenta la violencia y la migración, su autor Juan José Dalton para la revista Proceso de Mexico. No tiene desperdicio este analisis. Leanlo y comentenlo nos atañe a todos sobre todo a los que de una u otra forma somos victimas de la desigualdad en El Salvador. 


La brecha entre ricos y pobres en El Salvador es tan grande y tan profunda que ha provocado una incontenible violencia y una imparable migración, afirma un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).


El director del organismo en El Salvador, Robert Valent, resalta el problema del pandillerismo como ejemplo de esa incontenible violencia.


No obstante, añade: “Aquí donde estamos instalados, en nuestras oficinas del PNUD, en Santa Elena, no hay maras. No residen (aquí) los miembros de las pandillas en estas colonia de lujo”.


Sobre la migración, el funcionario asegura que más de 100 salvadoreños salen de su país “buscando nuevos derroteros para mejorar su vida, para conseguir un trabajo que le permita ayudar a la familia que dejó, pero también por seguridad”.


En el populoso barrio llamado Mejicanos, periférico a esta capital, hay zonas en las que los extraños no pueden caminar, so pena de ser asesinados, o por lo menos las pandillas roban sus pertenencias.


Mejicanos tiene tatuado en su mapa histórico un espeluznante hecho: el incendio de un microbús atestado de pasajeros la noche del 20 de junio de 2010, en el que murieron calcinadas 11 personas y 13 más quedaron con graves quemaduras. El motivo fue la rivalidad entre pandillas.


Ese es territorio de la pandilla Barrio 18 y, al parecer, el chofer y cobrador del microbús incendiado eran de la Mara Salvatrucha.


Las calles de los barrios de esa localidad son estrechísimas. Las casitas, pegadas una tras otra, conforman una especie de laberinto. Ahí domina la ley del más fuerte, es decir, los líderes de las pandillas. No hay vigilancia estatal ni servicios básicos, y mucho menos escuelas o clínicas. La electricidad es robada y el agua no puede ser sustraída porque no existen tuberías.


“¿Cómo puede desarrollarse así la vida normal de una familia, que por lo general son disfuncionales? No existe la figura del padre y en ocasiones ni la de la madre. Los hijos se crían con los abuelos o los tíos, son maltratados y padecen calamidades”, dice a APRO Robert Valent.


Modelos


El Informe del PNUD analiza los modelos de crecimiento económico implementados en El Salvador a lo largo de prácticamente todo el siglo XX y lo que va del XXI.


De acuerdo con Valent, el estudio señala la ausencia total de políticas de inversión en la gente. Es decir que nunca en El Salvador hubo un modelo de desarrollo humano que tuviera como fin las personas y la sociedad, de ahí las brechas existentes.


El representante de la ONU identifica cuatro etapas históricas en el país, desde 1906 hasta 1950, período que se caracterizó por un modelo agro-exportador con el que se beneficiaba a las élites económicas vinculadas con el cultivo del café, caña de azúcar y algodón, aunque predominaba el sector cafetalero.


Comenzando la década de 1950 y hasta 1979 se identifica otro modelo basado en la industrialización, que buscaba la sustitución de exportaciones de productos otrora tradicionales, como el café y el algodón.


Según Valent, la instrumentación del modelo fue para promover el surgimiento de una nueva clase obrera que estuviera ligada a una industria fuerte. A su juicio, dicha utopía nunca se concretó.


Durante la década de los ochenta y hasta principios de los noventa se potenció el gasto público para beneficio del aparato militar, como consecuencia del conflicto armado que se libraba con la insurgencia.


Esto, según el delegado de ONU en El Salvador, debilitó la inversión social, que entre 1940 y 1980 alcanzó sus mejores niveles.


Citando cifras de la época, Valent señala que la inversión en educación fue de 24%, mientras que a salud se destinó 10% del gasto público total. En su apreciación, dichos números nunca fueron importantes para potenciar las capacidades de las personas.


Pasando a la década de 1990 hasta la fecha, se reconoce un modelo de “promoción de las exportaciones”. Este ideal, apunta Valent, jamás se aplicó y lo único que privilegió fue la exportación de mano de obra, sin tomar en cuenta la expansión de las capacidades de ésta.


Observa con agrado la inversión en programas sociales que el gobierno de Mauricio Funes ha ejecutado durante su período. Sin embargo, considera que no son políticas debidamente integradas, sino programas o iniciativas aisladas.


El presidente salvadoreño defendió sus programas y apuntó que nunca otro gobierno ha invertido tanto en iniciativas sociales como el actual, que comenzó en 2009. Funes envió una iniciativa de ley al Parlamento para que los programas sociales –como el vaso de leche a los estudiantes, la entrega de zapatos y de uniformes, la pensión universal a los adultos mayores de las zonas pobres y la ayuda a las madres solteras, entre otros– se conviertan en acciones permanentes de los gobiernos venideros.


“Más que hablar de iniciativas, se trata de una estrategia en conjunto”, asevera Valent, quien aboga también por asegurar una mayor inversión en educación, salud, vivienda, así como en la atención a la juventud y al adulto mayor, además de empleos de calidad, la formalización del sector informal de la economía y poner un freno a la ola migratoria.


Cambio cultural


Con un nivel de escolaridad promedio de 6.4 años (10 es el mínimo para garantizarle a una persona que no será pobre en su vida) y grandes rezagos en educación y vivienda, por señalar algunos aspectos, el encargado del PNUD en El Salvador ve necesario el salto a un modelo de desarrollo humano.


“Para imaginar un nuevo país y hacerlo posible hay que invertir en educación y cultura”, considera Valent.


Ello es parte de las recomendaciones que el informe establece y donde se resalta la necesidad de incluir a las disidencias.


El PNUD plantea que los modelos de desarrollo humano que se tomen a partir del análisis de la realidad, deben estar afincados en tres elementos indisolubles: político, social y económico.


“No hay contexto social y económico afuera del político, no hay contexto político y social afuera del económico y no hay contexto político y económico afuera del social”, plantea Valent.


Por ello, el funcionario nacido en Italia sostiene que una buena forma de transformar estos tres aspectos indisolubles es promoviendo una “cultura transformadora” que capitalice en las diferencias, como las ideológicas y de género.


“Esto es lo más difícil, pero es lo más fundamental. Tenemos aproximadamente 60 mil pandilleros, con una base social de entre 300 y 500 mil personas, y una cultura de la violencia que predomina entre los jóvenes ¿No podrá acaso la sociedad salvadoreña contraponer a esta cultura violenta y negativa, una cultura positiva?”, cuestiona.


Valent también exhorta a ampliar la base tributaria de El Salvador y no acudir a los impuestos regresivos que afectan a los que están excluidos. Llama a suprimir la evasión fiscal y a formalizar al sector informal de la economía.


“Si se formalizara, por ejemplo, un 15% de esa masa informal de la economía, se tendría un marco fiscal que doblaría el actual. Eso requiere que el presupuesto anual se duplique de 4 mil millones 600 mil dólares a unos 9 mil millones”, apunta.


Por otra parte, subraya que el desarrollo humano debe transitar por un Estado que enfoque su inversión en jóvenes y cree fuentes de trabajo decente, así como hogares dignos. También, que plantee el desarrollo de género y el ejercicio pleno de la ciudadanía, y ofrezca servicios públicos de excelencia.


Y aun cuando el informe de la ONU presenta un panorama desalentador para El Salvador, Valent se muestra optimista ante el futuro, y sostiene que dicho instrumento de estudio es una propuesta de mejoras para el país y que sus conceptos pueden y deben instrumentarse.

viernes, 20 de septiembre de 2013

El pacto de paz con pandillas en El Salvador

Varios medios (periódicos digitales como EL FARO, describen de una manera perfecto el pacto entre pandillas.)

En pocos países del mundo el gobierno negocia con delincuentes, asesinos, extorsionadores, El Salvador sienta un precedente, al negociar con delincuentes por su ineficacia ante el manejo del fenómeno de las maras o pandillas. Muchas personas no comentan el tema por no perder favores o beneficios que reciben del actual gobierno, sabemos bien que las criticas llegaran cuando ya no esté la administración actual de manera que nos queda a los civiles no comprometidos "moralmente" con nadie criticar pero en un sentido objetivo todo esto que tiene aristas de dimensión desconocida con incompetencia en materia de seguridad social. 

Tomo unos párrafos del reportaje que hiciera el Faro respecto a este tema: 

Sorprendentemente, el gobierno optó desde el inicio no solo por ocultar la verdad, sino que en varias ocasiones mintió, dio al público una versión distinta a la de la realidad sobre el traslado de líderes pandilleros, sobre el motivo del traslado, sobre la razón del desplome de la incidencia de homicidios, sobre las reuniones con jefes pandilleros en el Ministerio de Seguridad y sobre la entrega de fondos públicos focalizada en pandilleros.


Estamos seguros de que solo por las publicaciones periodísticas el gobierno se sintió obligado a presentar a los mediadores de la tregua, incluido el obispo Colindres, quienes también fueron parte de la conspiración oficial para primero ocultar y luego, descubiertos, engañar a la gente sobre lo que estaba sucediendo.


Desde cuando El Faro reveló el 14 de marzo de 2012 que el gobierno había negociado con las pandillas la reducción de homicidios a cambio de beneficios penitenciarios, hasta este lunes 26 de agosto, este medio ha publicado 75 piezas periodísticas en cuatro géneros distintos. A lo largo de estos 17 meses quedaron retratadas las interioridades de un proceso que, si hubiera dependido solo de lo que el gobierno decide informar, sería un fenómeno irreconocible respecto de lo que en realidad es.



Las virtudes de la tregua están a la vista. Una sola vida salvada es importante. Y cada una de las casi 3,000 salvadas en un año cobra aún mayor valor en un país con escasas razones para sonreír o para esperar el mañana. Pero la información bruta, los números fríos, los datos sin contexto, tienen un beneficio informativo limitado para la gente. Una de las responsabilidades más nobles pero también más difíciles para los periodistas es llevar conocimiento a la gente. Y de eso se trata el esfuerzo de El Faro que queda retratado en esta recopilación de las publicaciones hechas en torno a la tregua desde hace 17 meses. Aquí irán sumándose las piezas venideras, las que ayuden a nosotros -y ojalá mañana a nuestros descendientes- a entender mejor aquello que el gobierno pretendió pintar como un milagro obrado a dos manos: la mano divina y la mano de la gran capacidad policial.


Por eso aquella pregunta incluida en la "Entrevista con (o sin) el presidente Funes" en junio de 2013 era importante: ¿Cómo habría explicado el desplome en los asesinatos en El Salvador si la ciudadanía no se hubiera enterado de que hubo una negociación de por medio con las pandillas?


En esta compilación el lector puede encontrar una cronología sobre el origen y la marcha de la tregua, y también la aún inexplicable trama de mentiras oficiales sobre el proceso. Todavía suena fresco lo dicho hace ya casi un año, en septiembre de 2012, por el aún ministro de Seguridad, el general David Munguía Payés: "El presidente Funes estaba al tanto".


La gente debería ser la dueña de la información en poder del Estado. Y aunque es comprensible y legítimo y lícito que los gobiernos oculten a sus ciudadanos cierta información sensible, el ámbito del engaño pertenece a otro mundo. Y explorar ese mundo y revelar su descubrimiento es una de las razones de existir de los periodistas.